jueves, 18 de julio de 2013

EL MIEDO A LA MUERTE, 1

 La búsqueda del ser, de un ente eterno que no cambia, que siempre permanece inmutable, es tan antigua como la filosofía misma. No sólo las ideas platónicas, pero también las sustancias aristotélicas, son intentos por buscar el ser, que como dice Hegel, ha sido la materia de toda la filosofía occidental. Conceptualizar a la naturaleza, aprehenderla en sus formas inmutables, eternas, han conformado la búsqueda de la filosofía occidental desde Parménides hasta el propio Hegel. Yo me opongo, precisamente, a esta conceptualización del ser, ya sea como forma, como idea, como sustancia, no sólo porque no refleja el cambio continuo de la naturaleza, no sólo porque cercena la realidad que es cambiante (como bien dijo Heráclito), sino sobre todo por una razón mucho más profunda, más radical, mas importante. Permítaseme ser más radical y profundo que nunca para preguntaros: ¿se ha entendido por qué ese afán de los filósofos de conceptualizar a la naturaleza, de momificarla? ¿Se ha querido entender de dónde surge ese afán momificador? ¿Se ha visto qué hay detrás de esas formas, de esas ideas, de esas sustancias, de esas mónadas? No, no se ha querido ver qué has detrás de todas esas sustancias y de todas esas ideas platónicas. Se requiere mucha fortaleza de espíritu, se requiere mucha profundidad, se requiere una mirada valiente como la del águila que mira directamente el sol, para ver qué has detrás de toda esa búsqueda del ser. Yo os lo voy a decir una vez más, ¡oh espíritus alciónicos!, detrás de esa búsqueda del ser no hay sino la voluntad de inmortalidad, el deseo de permanecer, el deseo de aferrarse a lo eterno, a lo inmutable.  

     En última instancia, lo que alimenta esa búsqueda insaciable del ser, de momificarlo todo a base de conceptos, no es otra cosa que el miedo a la muerte. En efecto, es el miedo a la muerte lo que está detrás de todas esas ideas platónicas, de todas esas sustancias aristotélicas, de todas esas formas inmutables. Es el miedo a la muerte, el miedo al cambio, el miedo a desaparecer (recordemos que Heráclito dijo que todo desaparece, nada subsiste), lo que ocasiona que el hombre busque aferrarse a lo eterno, a lo inmutable, aun cuando eso eterno, eso inmutable, no sean sino entelequias vacías. Entelequias vacías como las ideas platónicas, como la vida eterna del cristianismo. Entelequias vacías que fueron inventadas, ¡oh espíritu hiperbóreos!, para maldecir a todo lo efímero, a todo lo que pasa, como esta vida. La búsqueda del ser es miedo a la muerte, y nada más. Y el miedo a la muerte es el mayor obstáculo para alcanzar el verdadero evangelio:- el Amor Fati

No hay comentarios:

Publicar un comentario