viernes, 7 de diciembre de 2012

LA CONCIENCIA DE LA MUERTE, 7

No nos dejemos inducir a error: es la conciencia de la mortalidad la que engendra la maldición contra la vida, contra el mundo, contra el Creador de todo lo visible y lo invisible... (Satanás es un invento de las religiones para poder maldecir el lado oscuro del Arquitecto Supremo)... No nos dejemos inducir a error: es la conciencia, el miedo y la angustia de la muerte los que generan el odio contra la vida (aquí se equivocó incluso el gran profeta Zarathustra)... Es la conciencia de la mortalidad la que genera el nihilismo, el gusto por la nada... En efecto, es la conciencia la que menosprecia este mundo, la que infravalora la realidad, la que no concede valor alguno a las cosas de este mundo: para la conciencia nada de este mundo tiene valor, porque se odia haber nacido... Es el miedo a la muerte lo que ocasiona el nihilismo más empedernido: el cristianismo (aquí también se equivocó Turguénev)... No nos dejemos inducir a error: la conciencia es la que engendra la idea del suicidio...

   La gran náusea contra la vida, que es lo que engendra la conciencia de la muerte, el miedo y la angustia de la eternidad, es el caldo del cultivo del suicidio: se odia tanto a la vida, que no se desea seguir viviendo, se odia tanto a la vida, que se acaricia la idea  del suicidio... Nosotros los hiperbóreos, nosotros los vitalistas que amamos profundamente a la vida, sabemos que no hay forma de nihilismo más absurda que la idea de quitarse la vida... Es esta hostilidad inconsciente, reprimida, que genera la misma conciencia, pero que ella misma reprime; el motivo por el cual el suicida prefiere dejar este mundo al que no le da valor alguno, prefiere dejar este <valle de lágrimas>, este piélago de calamidades... Sólo el miedo a la muerte detiene a Hamlet de acuchillarse a sí mismo, sólo la angustia de no saber qué hay allende la muerte es lo que impide que se suicide... Pero es precisamente ese miedo a la muerte lo que ocasiona la idea del suicido...

    Hamlet, pues, es como un gato furioso que se persigue su propia cola, es como el dragón Ouroboros de los gnósticos, que se muerde su propia cola: Hamlet no sabe por qué quiere suicidarse, no sabe cuál es el motivo real por el que quiere suicidarse. Su error más grande es creer que si no tuviera miedo a la muerte, si no tuviera miedo y angustia de no saber qué hay después de la muerte, podría suicidarse sin contemplaciones... En última instancia, si Hamlet no tuviera miedo de morirse, no despreciaría esta vida, no aborrecería este mundo, este <piélago de calamidades>, esta Estigia plúmbea y fangosa, y por tanto:- no querría suicidarse... Su absurda y nihilista idea del suicidio es concebida por el miedo y la angustia que le impiden suicidarse... La conciencia no es sino una demente pescadilla que se muerde su propia cola, y nada más... 

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