sábado, 10 de noviembre de 2012

LA CONCIENCIA DE LA MUERTE, 4

El cristianismo es una forma de enemistad mortal, hasta ahora no superada, contra la vida misma, contra el inicio de la vida. Lo que a mí me interesa del inicio de la Biblia es el retrato psicológico de aquellos sujetos que inventaron una culpa, un demonio, una pérdida del Paraíso. Ya hemos dicho varias veces que ese demonio no es sino la conciencia, que la conciencia de la muerte es lo que ocasiona la pérdida del paraíso terrenal. El mayor invento contra la vida ha sido el pecado original, el pecado de los primeros padres que no es otra cosa que la cópula que dio origen a la raza humana. Tanto se odia haber nacido, tanto se maldice a la vida, que se abomina del inicio mismo de la vida. 

    El caso es de primer orden: hasta ahora no se había dicho, hasta ahora nadie había dicho que la conciencia de la muerte es la causa que engendra el odio contra la vida, el resentimiento contra la vida que es reprimido por esa conciencia de la mortalidad que la ha creado. La reprime, entre otras cosas, porque el resentimiento contra la vida origina uno de los sentimientos más espeluznantes del ser humano: la venganza, la venganza contra la vida y la muerte, la venganza contra la facultad de la vida y de la muerte que ejercen los padres, la venganza contra la cópula de los padres, y por ende, la venganza contra la sana sexualidad... En última instancia, el resentimiento contra la vida engendra la venganza contra el inicio de la vida, y por consiguiente: contra los judíos. El antisemitismo no es sino esa venganza contra los primeros padres, que según las tres religiones más importantes, eran judíos. 

     Ya hemos dicho que no existe mayor locura del hombre que la conciencia, pues la conciencia ha ocasionado ese resentimiento contra la vida, ese odio contra la vida misma, contra el inicio de la vida que está representado por dos personajes mitológicos que nunca existieron. Lo que sí existe es ese odio contra los primeros padres que se desfoga contra todos los judíos (debido a la creencia tan pueril de que los primeros padres fueron de origen hebreo). Lo que sí existe es esa locura de la conciencia que para vengarse de la vida misma, para vengarse de los primeros padres, ha creado aberraciones infinitas como el Holocausto Nazi. Se odia a los judíos porque se odia a la vida misma, al inicio de la vida misma. Este es un refrán para todos los nazis y para todos los que engendran esa absurda fobia a los judíos: Dime cuánto odias a los judíos, y yo te diré cuánto aborreces:- tu propia vida... 

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