domingo, 25 de noviembre de 2012

LA CONCIENCIA DE LA MUERTE, 6

No infravaloremos esto: nosotros los libres de espíritus, los espíritus ligeros conocemos el origen de todas las necedades humanas, de todas sus desdichas, de todos sus dolores, de todos sus miedos, de todo su odio, violencia, resentimiento, y no es otra cosa que la conciencia. En efecto, es la conciencia de la mortalidad la que engendra el resentimiento contra la vida, resentimiento que se transforma en violencia, en ira, en rabia. Es el miedo, y aún más la angustia de la vida, lo que ocasiona esta hostilidad contra la vida  misma que origina las pulsiones autodestructivas del hombre. Es por ello que nosotros podemos afirmar que el hombre es el más imperfecto de los animales, el más enfermizo, el más desviado peligrosamente de sus instintos, el único que reniega de la vida, de la realidad y de la naturaleza. 

   Este alejamiento de la realidad misma, esta hostilidad contra la vida, contra el mundo que lo rodea, no tiene parangón alguno en el reino animal: allí se vive de acuerdo a los instintos, la inteligencia, poca o mucha, está al servicio de la vida, mientras que en el hombre ocurre con demasiada frecuencia que la inteligencia misma es un atentado contra la vida (para corroborar esto sólo hace falta leer a esos charlatanes de feria que se las dan de filósofos). El hombre es una tortuga que desconfía de sus propios sentidos, que los difama, que retrae sobre sí mismo sus sentidos para evitar cualquier contacto con la realidad, que intenta interrumpir cualquier contacto con las cosas terrenales (a las que considera dañinas), que intenta despojarse de su envoltura mortal (a la que considera fruto del pecado, de un yerro eterno). A esta estulticia infinita las religiones la han considerado como su mayor acierto, como su mayor logro...

    Digámoslo una vez más: el hombre es una involución, la conciencia de la muerte, que es la que genera el resentimiento contra la vida, es el mayor retroceso en la historia del Universo. Es esta conciencia la que ha ocasionado que el hombre reniegue de su parte animal que es inexorable, es esta conciencia perversa la que ha dictado sentencia contra el cuerpo, contra el mundo mismo, al que llama <valle de lágrimas>. Es la conciencia la que ocasiona que el hombre sea el animal más desdichado, el más enfermizo, el más trastornado... No obstante, este triunfo de la conciencia sobre el cuerpo, sobre la envoltura mortal, es considerado por muchos el mayor progreso que ha conseguido el hombre... La mayor estupidez que existe en el Universo es:- la conciencia... 


domingo, 18 de noviembre de 2012

LA CONCIENCIA DE LA MUERTE, 5

Sólo nosotros los espíritus hiperbóreos, sólo nosotros los que amamos la vida, sólo nosotros los espíritus libres que nos hemos liberado de las ataduras de la conciencia, de la religión, sólo nosotros hemos entendido lo que cincuenta siglos no han entendido: la contradicción humana. Sólo nosotros sabemos qué origina la contradicción humana, sólo nosotros los espíritus más fuertes, los más valientes, sabemos lo que se esconde detrás de la contradicción humana: el resentimiento contra la vida. Esa venganza contra la vida y la muerte, facultad que ejecutaron los padres, venganza que ha engendrado la conciencia de la muerte, es lo que ocasiona la enorme, la profunda, la terrible contradicción humana. 

     En este lugar no consigo reprimir un sollozo. Hay días en que me invade un sentimiento más negro que la más negra melancolía -la vergüenza de la humanidad y de su delirante contradicción. Este querer y no querer lo mismo, este amar y aborrecer la misma cosa, en el mismo tiempo, me asfixia, me hace avergonzarme del ser humano como el ser humano se avergüenza del mono. Esa Charlotte que odia las cartas de Werther, pero que no pueda dejar de leerlas, ese Uberto que ansía pero también desprecia casarse con La Serva Padrona, en vano se buscará mayor estulticia en el universo. La contradicción humana es tan enorme, tan abrumadora, tan pesada, que ni siquiera sabe el ser humano el qué origina su contradicción. Desde que el hombre es hombre no ha dejado de ser contradictorio, mas nunca ha comprendido el porqué de su comportamiento tan veleidoso, tan infantil, tan absurdo. 

     No busquemos más: la sexualidad es el origen de la contradicción humana, esa sana sexualidad que es el mayor placer del hombre, pero que también es la fuente de todas sus desgracias, pues el hombre alberga un resentimiento espeluznante contra la vida, por miedo a la muerte, por miedo a la eternidad, por miedo a lo infinito... ¿A quién niega, pues, el odio hacia la vida, sino a la sexualidad que es la fuente de la que mana? Todo el acto sexual es negado, toda la sexualidad es tildada de diabólica, infame, todo aquello que está relacionado con la sexualidad es aborrecido por las religiones todas... Todo salvo la procreación, que es precisamente lo  que más duele, lo que en el fondo de su alma aborrece el ser humano... Todo este comportamiento aberrante del ser humano tiene un mismo origen, toda la locura del hombre tiene como principio y final :- la conciencia de la muerte...  

sábado, 10 de noviembre de 2012

LA CONCIENCIA DE LA MUERTE, 4

El cristianismo es una forma de enemistad mortal, hasta ahora no superada, contra la vida misma, contra el inicio de la vida. Lo que a mí me interesa del inicio de la Biblia es el retrato psicológico de aquellos sujetos que inventaron una culpa, un demonio, una pérdida del Paraíso. Ya hemos dicho varias veces que ese demonio no es sino la conciencia, que la conciencia de la muerte es lo que ocasiona la pérdida del paraíso terrenal. El mayor invento contra la vida ha sido el pecado original, el pecado de los primeros padres que no es otra cosa que la cópula que dio origen a la raza humana. Tanto se odia haber nacido, tanto se maldice a la vida, que se abomina del inicio mismo de la vida. 

    El caso es de primer orden: hasta ahora no se había dicho, hasta ahora nadie había dicho que la conciencia de la muerte es la causa que engendra el odio contra la vida, el resentimiento contra la vida que es reprimido por esa conciencia de la mortalidad que la ha creado. La reprime, entre otras cosas, porque el resentimiento contra la vida origina uno de los sentimientos más espeluznantes del ser humano: la venganza, la venganza contra la vida y la muerte, la venganza contra la facultad de la vida y de la muerte que ejercen los padres, la venganza contra la cópula de los padres, y por ende, la venganza contra la sana sexualidad... En última instancia, el resentimiento contra la vida engendra la venganza contra el inicio de la vida, y por consiguiente: contra los judíos. El antisemitismo no es sino esa venganza contra los primeros padres, que según las tres religiones más importantes, eran judíos. 

     Ya hemos dicho que no existe mayor locura del hombre que la conciencia, pues la conciencia ha ocasionado ese resentimiento contra la vida, ese odio contra la vida misma, contra el inicio de la vida que está representado por dos personajes mitológicos que nunca existieron. Lo que sí existe es ese odio contra los primeros padres que se desfoga contra todos los judíos (debido a la creencia tan pueril de que los primeros padres fueron de origen hebreo). Lo que sí existe es esa locura de la conciencia que para vengarse de la vida misma, para vengarse de los primeros padres, ha creado aberraciones infinitas como el Holocausto Nazi. Se odia a los judíos porque se odia a la vida misma, al inicio de la vida misma. Este es un refrán para todos los nazis y para todos los que engendran esa absurda fobia a los judíos: Dime cuánto odias a los judíos, y yo te diré cuánto aborreces:- tu propia vida... 

domingo, 4 de noviembre de 2012

LA CONCIENCIA DE LA MUERTE,3

¿Por qué no se ha visto lo que esconde detrás esa historia que está al comienzo de la Biblia? ¿Por qué no se ha querido ver lo que esconde esa historia sobre el Árbol prohibido, sobre la pérdida del Paraíso, sobre el pecado de Adán y Eva? Jamás, en la historia de la humanidad, se ha calumniado tanto contra la vida como se ha hecho apoyándose en esa historia mitológica. El concepto de pecado que han inventado los cristianos, basándose en esa historia ficticia, ha sido el mayor atentado contra la vida jamás perpetrado: el pecado es, desde entonces, una autodeshonra contra el hombre, el pecado es, desde entonces, un invento perverso contra la vida misma, contra la sana sexualidad. El pecado, ese invento maléfico del cristianismo, ha sido, hasta ahora, el mayor obstáculo contra la elevación de espíritu que propicia el santo decirle sí a la vida. 

    El cristianismo sólo conoce un enemigo: la vida. El cristianismo ha sido el mayor parásito contra la vida que jamás haya creado el hombre: se odia tanto haber nacido, que en el comienzo de la humanidad tuvo que existir un pecado, una falta, un error lamentable, que, precisamente, propiciara ese comienzo de la humanidad. ¿Se ha entendido la gravedad de este mito, de este pecado original? Es la mayor calumnia contra la vida: el comienzo de toda la humanidad está manchado, el comienzo de toda la humanidad está mancillado, ¡y fue mancillado por las manos más viles, por las manos más cobardes:-por las manos de los sacerdotes! No les bastaba con calumniar la vida hasta la náusea, no les bastaba con inventar un más allá de la muerte para calumniar el más acá, no, tenían que ensuciar atrozmente el sano comienzo de la humanidad. Dicho comienzo, la cópula de Adán y Eva, que debería ser festejado con alegría, con júbilo, fue ensuciado y vilipendiado por los cristianos hasta convertirse en su antítesis: el pecado original. 

      Había que avergonzarse del nacimiento de la humanidad, había que lamentarse del comienzo de la humanidad. En vez de glorificar dicho comienzo, como hacemos nosotros los hiperbóreos, como hacemos nosotros los que amamos la vida; los cristianos se acongojan y aborrecen el comienzo de todo. El resentimiento del hombre hacia la vida es tan grande, tan horroroso, tan espeluznante, tan grave, que ha llegado hasta donde tenía que llegar: el comienzo de todo, el comienzo de la vida. No le basta a la conciencia de la muerte calumniar el comienzo de su propia vida, no, también tenía que abominar y afligirse del comienzo de toda la vida, del comienzo de la vida misma. Esto es el pecado original del cristianismo: el mayor atentado contra la vida jamás perpetrado, la mayor maldición contra la vida. La conciencia de la mortalidad ha engendrado esa hostilidad contra la vida, que ha generado el pecado original: el odio hacia el comienzo de toda la vida, el odio hacia los primeros padres, hacia dos seres ficticios que nunca existieron... La conciencia es la mayor locura del hombre...