¿Se ha entendido esa historia que está el principio de la Biblia? No, no se ha entendido dicha historia, no se ha querido entender qué esconde detrás el mito de la creación del mundo. No es la muerte en sí misma lo que ocasiona la pérdida del Paraíso, sino el conocimiento de la muerte. Adán y Eva, esos dos seres mitológicos, ficticios, dejan de gozar del Paraíso imaginario, en el momento en que saben que van a morir. Pero este saber que vamos a morir, digámoslo una vez más, no es otra cosa que la conciencia, la conciencia de la muerte. Así pues, lo que ocasiona la pérdida de ese paraíso ficticio no es otra cosa que la conciencia de la muerte.
En el cristianismo todo es ficticio, imaginario, la realidad duele, por lo tanto, hay que tergiversar la realidad, se inventa un dios ficticio que ha alterado la realidad (realidad que él mismo ha inventado, ¡no lo olvidemos!), se inventa un mundo ficticio más allá de la muerte, se inventa un reino de dios, se inventa la culpa, se inventa a un demonio que ocasionó la pérdida de ese paraíso, ¡pero ese demonio no es otra cosa que la conciencia! Se inventa una redención, un pecado original que es absolutamente ficticio. En última instancia, no hay mayor pecado que atentar contra la vida, por tanto, podemos decir que el mayor pecado que ha existido es:-el cristianismo...
En el cristianismo, todo se inventa, todo se tergiversa, la realidad misma es tergiversada, la realidad misma es negada, es falseada. Se dice que este mundo no existe, que no es real, que el mundo verdadero es ese ficticio que está más allá de la muerte. Esta tergiversación de la realidad, esta huida hacia adelante de la realidad, este inventar mentiras que niegan la realidad, que niegan la naturaleza, tienen un mismo origen: el resentimiento contra la vida, el odio contra la Naturaleza, contra la sana sexualidad. Pero ya hemos dicho que este resentimiento surge de la conciencia, que es la conciencia de la muerte la que engendra y reprime esta hostilidad contra la vida. Por tanto, podemos decir que es la conciencia la que tergiversa la realidad, es la conciencia la que odia la realidad, e inventa patrañas para falsear esa realidad... Pero negar la realidad, falsearla, comporta la locura... La conciencia es, pues, la mayor locura del hombre...
En el cristianismo, todo se inventa, todo se tergiversa, la realidad misma es tergiversada, la realidad misma es negada, es falseada. Se dice que este mundo no existe, que no es real, que el mundo verdadero es ese ficticio que está más allá de la muerte. Esta tergiversación de la realidad, esta huida hacia adelante de la realidad, este inventar mentiras que niegan la realidad, que niegan la naturaleza, tienen un mismo origen: el resentimiento contra la vida, el odio contra la Naturaleza, contra la sana sexualidad. Pero ya hemos dicho que este resentimiento surge de la conciencia, que es la conciencia de la muerte la que engendra y reprime esta hostilidad contra la vida. Por tanto, podemos decir que es la conciencia la que tergiversa la realidad, es la conciencia la que odia la realidad, e inventa patrañas para falsear esa realidad... Pero negar la realidad, falsearla, comporta la locura... La conciencia es, pues, la mayor locura del hombre...
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